2 de marzo de 2012

Cincuentenario de una marcha procesional


Se cumplen ahora 50 años del estreno de una composición inmortal, nos referimos a la emblemática “Mater Mea” (1962).

Una marcha singular con la que hemos crecido más de una generación de cofrades.
En nuestros recuerdos siempre está presente esta obra llena de simbolismo, desde que en nuestra ya lejana infancia la escuchábamos año tras año, pasando a formar parte de nuestras sensaciones y cultura cofrade según transcurrían nuestras etapas en el ambiente nazareno.


Queremos en este aniversario recordar a su autor D. Ricardo Dorado Janeiro (1907-1988).
El maestro Dorado nació en La Coruña donde comenzó a estudiar música.
Trasladado más tarde a Madrid, formó parte del Regimiento Inmemorial, estudiando a la vez con ilustres profesores cómo Joaquín Turina y Manuel de Falla.
Aunque cultivó con éxito otros géneros cómo la marcha militar y el pasodoble, es en su repertorio procesional donde dejó una huella de calidad inmejorable.
Sus marchas, con frecuencia de marcado corte fúnebre o lento, son de un gusto exquisito y conmueven a quiénes las escuchamos, de una manera especial.
De todas ellas quisiéramos destacar “Cordero de Dios” (1964) “Oremos” todo un clásico de la banda de Manzanares y “AltareDei”  (las dos de 1969).  

No solía el autor dedicar sus obras, pero sí lo hizo con una compuesta con motivo del fallecimiento de su mujer, de hecho en la partitura original escribió “a la memoria de mi querida esposa”. La marcha se llama “Getsemaní” (1960)  y es de una dulzura y solemnidad verdaderamente incomparables.

M. Madrid

No hay comentarios: