1 de diciembre de 2011

Personajes secundarios de La Pasión (III)

Dimas

El Buen Ladrón, es uno de los dos malhechores que según los evangelios fueron crucificados al mismo tiempo que Jesús de Nazaret. En el Evangelio de Lucas se relata que Jesús dijo al «buen ladrón» durante la crucifixión que antes de que acabara el día, estaría con él en el paraíso.

Los dos ladrones fueron crucificados al mismo tiempo que Jesús, uno a su derecha y otro a su izquierda. Según el evangelio de San Mateo, ambos se burlaron al principio de Jesús, sin embargo, el evangelio de San Lucas menciona solamente que fue uno: Uno de los malhechores colgados lo insultaba: ¿No eres tú el Mesías? Sálvate a ti y a nosotros. El otro le reprendía: Y tú, que sufres la misma pena, ¿no respetas a Dios? Lo nuestro es justo, pues recibimos la paga de nuestros delitos; éste en cambio no ha cometido ningún crimen. Y añadió: Jesús, cuando llegues a tu reino acuérdate de mí. Jesús le contestó: Te aseguro que hoy estarás conmigo en el paraíso.



Dimas de la Hermandad de la Carretería de Sevilla

Gestas

El Mal Ladrón, llamado Gestas en los evangelios apócrifos, fue uno de los malhechores que según el Evangelio de San Lucas fue crucificado al mismo tiempo que Jesús de Nazaret. Insultó a Jesús y no se arrepintió de sus pecados a diferencia del Buen Ladrón (San Dimas) que si lo hizo.

El Mal Ladrón suele representarse colocado a la izquierda de Jesucristo y con la cabeza vuelta, a diferencia del Buen Ladrón que se situa a su derecha y lo mira a la cara. Ambos suelen estar atados a la cruz en lugar de clavados y no tienen los brazos extendidos sino flexionados. Sus facciones suelen ser toscas, y se retuerce en la cruz, mostrando el dolor y el sufrimiento que padecen, en contraste con la serenidad de Jesucristo que no manifiesta signos de dolor

Gestas de la Hermandad del Costado de Jumilla
Longinos

San Longinos o Longino de Cesarea fue, según algunas tradiciones cristianas, el soldado romano que traspasó el costado del cuerpo de Jesús con su lanza; conocida como La Santa Lanza. El individuo no tiene nombre en los evangelios que relatan el hecho, pero suele identificarse con el centurión que, ante la muerte de Jesús, exclamara: “En verdad este era el Hijo de Dios”. La leyenda de Longino se originó en la Baja Antigüedad y el Medioevo, agregando datos sobre su vida, su conversión al cristianismo y su muerte, hasta llegar a ser considerado un santo por la Iglesia Católica y otras comuniones cristianas.

El evangelio según Juan menciona que un soldado romano, entre los encargados por Pilato de la crucifixión de Jesús, clavó una lanza en el pecho del ajusticiado con el propósito, quizás, de confirmar su deceso. En efecto, en tanto a los otros dos condenados se les quebró las piernas para asegurar que muriesen, Jesús ya había muerto por lo cual; “uno de los soldados le abrió el costado con una lanza, y al instante salió sangre y agua”.

El destino de Longino no es seguro, pero se lo veneró como mártir, fijando su muerte en la localidad de Gabbala, Capadocia. Su cuerpo pasaba por haber sido hallado en Mantua, Italia, en el año 1303, junto con la Santa Esponja empapada de la sangre de Cristo; se le atribuía, extendiendo su papel en el Gólgota, el haber acercado dicha esponja a los labios sedientos del Redentor.

Hermandad de la Lanzada de Granada

2 comentarios:

Anónimo dijo...

que reportajes mas guais, muy bonito e interesante gracias

Anónimo dijo...

Que dolor tan inesplicable el que jesus sintio en esos momentos y cuantas gentes malas